Sobre la “Chica Simpatía” y los reinados


Transcurrió en estos días la XIV Semana Cultural de la Universidad del Magdalena. El evento central en mi alma máter es, por supuesto la elección de la Chica Simpatía, un concurso del estilo de Miss Universo entre candidatas de las distintas carreras presentes en la Universidad. Este año, ¿casi? todas las carreras presentaron candidatas, y se respiraron aires de originalidad en algunas de las reinas escogidas en los programas (mis felicitaciones, de paso, a las chicas ganadoras).


Como suele suceder con los concursos de belleza, aparecieron detractores, quejándose porque un evento de tipo reinado sólo perpetúa una visión equivocada de las mujeres, que es carente de cultura, y expresiones similares. Sin excusar ni insultar, deben aclararse varios puntos no sólo acerca del concurso de la Semana Cultural, sino de los concursos de belleza en general.

Debe admitirse que el evento de la Chica Simpatía es un poco confuso en términos. La simpatía no es algo que pueda medirse en aspecto físico o estilo de vestuario, pues se trata de una cualidad emocional, y bastante subjetiva. De hecho, he conocido personalmente a varias candidatas, tanto de mi carrera como de otras, a través de los años, y más de una demuestra una ostensible falta de simpatía en su sentido original. No obstante, si bien el físico y el vestuario son elementos de calificación en este concurso, los talentos artísticos de las candidatas también representan un papel importante en la elección, y por ello hemos visto números de instrumentos musicales, canto y baile a través de los años (aún me río al recordar que hace unos años, tres reinas se presentaron con números ambientados al ritmo de El pescador de Totó la Momposina, como una graciosa coincidencia), y a través de estas cualidades se puede generar simpatía en el público.

Por otro lado, y esto hablando de los concursos de belleza en general, este tipo de eventos no son algo que puedan prohibirse. Se trata de una competencia legal, con reglas claras, y por lo tanto, las mujeres que participan no están haciendo nada objetable. Muchos afirman que son concursos machistas, que convierten a las mujeres en objetos sexuales y dan una idea equivocada del género femenino. Discrepo. Como organismo biológico, es claro que el interés primario del ser humano es la transmisión de los genes a través de la reproducción, y por lo tanto, tanto hombres como mujeres somos, en principio, objetos sexuales para otros miembros de nuestra especie. A pesar de ello, es nuestro desarrollo cultural y psicológico lo que ha permitido a la especie trascender las relaciones interpersonales más allá de la cópula y la reproducción, y es algo de lo que debemos sentirnos orgullosos.

Sin embargo, eso no es argumento para acusar a los concursos de belleza como promotores de objetificación. Es altamente cuestionable que una persona se convierta en una especie de maníaco sexual sólo por ver un reinado, precisamente porque la educación y la cultura previenen eso. Si hay algo opresivo y sexista hacia las mujeres que participan en este tipo de competencia, es, de hecho, pretender decirles lo que deben o no hacer con sus vidas y sus cuerpos. Es su decisión participar o no en tales reinados: no le corresponde a un grupo de idealistas perdidos tomar esa decisión, ni mucho menos criticarlas por ello.

Para las personas que creen que los concursos de belleza sólo generan ideas erróneas acerca de las mujeres, hay que decirles que es obvio que el promedio femenino no luce como las candidatas de estos reinados. Son concursos de belleza, no de inteligencia o conocimiento, así que, si bien las candidatas deben tener al menos un entendimiento de actualidad alto (y aun así son motivo de hilaridad las tonterías anuales de algunas candidatas), no son evaluadas principalmente por su ingenio, así que no esperen que representen a la mujer promedio, porque no es su propósito. Y eso tampoco es un argumento para impedir los reinados. Como señala Mauricio-José Schwarz, “¿Y el Nobel debe rechazarse porque da una idea incorrecta de la inteligencia media de la humanidad? ¿Y los Juegos Olímpicos dan una idea incorrecta de la habilidad deportiva del ser humano? Da la impresión de que son víctimas de odios francamente ratoniles.

En síntesis, aunque los concursos de belleza suelen generar incomodidad e indignación en ciertos sectores de la población, esos sentimientos no son razones para criticarlos o prohibirlos. Si lo fastidia la transmisión de Miss Universo o la celebración de la Chica Simpatía, cambie de canal o no vaya a verlo, respectivamente. No pretenda imponer ideas sin fundamento.

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